11.5.15

TICNAMAR....La ultima modernidad dio inicio a la nueva actualidad.



Mercado Centenario....EL VIEJO MERCADO!

 EL VIEJO MERCADO

Una de las tantas instituciones enlazada con la historia e identidad de los iquiqueños, es el Mercado Municipal. Centro de la actividad comercial antes de la llegada de los supermercados, este lugar concentró en gran medida la vida social, cultural y política de la ciudad.
Construido el año 1930 sobre los restos de la Plaza Montt que presenció la matanza del 21 de diciembre, tuvo su primera existencia en  Tarapacá con Vivar, bajo el nombre de La Recova. Le cedió su lugar a la Ilustre Municipalidad y éste a la tienda grande que se viste de neón y de ofertas a granel. Su cambio de nombre de Recova a Mercado, tenía que ver con la acepción de la primera, que significa compra de huevos y de gallinas para la reventa. El nuevo Mercado, el de los años 30, con sus pilares de cemento insinuaba un comercio más dinámico, aun cuando en esos años, la crisis se ensañara con la ciudad.
En la década de los 60, decir Mercado era decir vida social en el más amplio sentido de la palabra. Decir  cine y al frente encontrarse con ese armatoste de madera que fue el teatro Nacional, que las llamas consumieron como si nada.  Era decir también historia, porque al frente cientos de pampinos y de pampinas ofrendaron su vida por una sociedad mejor. Era decir música por la disquera “El Manco”, que  nos sorprendían con el último 45 rpm de Leo Dan. Era decir, escuela ya que la librería “Everest” nos nutría de las láminas del Mundicrom para las tareas que desde la escuela 1, 4, 6, 10 y 15  nos mandaban a hacer los “chutes” de entonces que usaban glostora. Ese Mercado que desde su cielo, irradiaba música, con  voz FM de Heriberto García que en su radio local, nos ponía al tanto de nuestro quehacer, y de paso nos avisaba de la llegada de los buses Cuevas a la agencia Romero. Era bohemia por el restaurante “Zaragoza” (“tome una guitarra y cante) y el “Victoria” entre otros.
Por el Mercado arribaban también nuestros mejores personajes como el Chicote, Agüita, la Tonta Juana y la Loca de los Gatos, por sólo nombrar algunos,  que le memoria no alcanza a cultivar. Era además el pasillo ideal, que nos conducía desde la Plaza Arica hasta el Liceo, que en ese entonces, era sólo de hombres, y no tenía  letra ni número.
En palabras de hoy el Mercado era un lugar. Un espacio  donde la interacción social se llevaba  a cabo entre olores de pescado de la familia Gallegos, o de la carne fresca que vendía don Adolfo,   o de las peras de pascuas o piñas que “Palique” nos mostraba en esos inmensos canastos traídos del sur.
Hoy en manos de sus locatarios, el Mercado tiene la posibilidad de erguirse en un verdadero centro turístico, en la que la higiene, la seguridad, el colorido de los mangos, la majestuosidad de las corvinas, el dorado de la harina tostada,   se conjuguen para exhibir una faceta turística como esos mercados del sur de Chile, que son visitas obligadas de todo aquel que anda buscando lugar con identidad, o sea, con vida e historia. Y el Marcado la tiene y de sobra.
Publicado en La Estrella de Iquique, el 28 de septiembre de 2003
Fotografias: archivo personal Mauricio Galeno.